Dividimos un folio en dos
mitades, y en la primera mitad les pedimos que se dibujen a sí mismos con la
mayor fidelidad posible (incluso para trabajar el tema del color de la piel, se
puede pedir que lo coloreen con témperas intentando lograr mediante mezclas el
tono de su piel). Después, la segunda mitad la dividimos en dos partes, en la
primera escribimos nuestras cualidades, y en la segunda escribimos aquellas
cosas que hacemos bien o podemos enseñar a los demás.
Finalmente hacemos una exposición en clase,
llegando a la conclusión de que ningún dibujo es igual que otro, ni el color de
la piel, ni tenemos las mismas cualidades ni somos buenos en lo mismo. Intentamos
que nuestros alumnos se valoren a sí mismos en todos los aspectos, así como
aquellas en cosas que les hacen diferente de los demás. Todos tenemos cosas que
aprender del otro, de modo que vivencien las diferencias individuales como un
elemento enriquecedor en nuestra vida.
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